A casi doscientos años de su "misteriosa muerte", Mariano Moreno sigue molestando al poder. No son pocos los que pretenden borrarlo de la historia o, lo que es casi lo mismo, minimizar su actuación como la de un burócrata o sanguinario. El autor del Plan revolucionario de operaciones fue, junto con Manuel Belgrano, Hipólito Vieytes y Juan José Castelli, uno de los notables exponentes del pensamiento más progresista de la época en estas tierras, de una forma de pensar e intervenir que se oponía a aque corpus ideológico escolástica-colonial que repudiaba la ciencia, el conocimiento experimental y, por lo tanto, todo lo que ayudara a impulsar el cambio.
La labor de Mariano Moreno llevó su tiempo, su esfuerzo, y es cierto que quedó parcialmente frustrada o inconclusa; sin embargo, su memoria y su obra, tanto literaria como política, mantienen una vigencia extraordinaria, como podrá apreciarse en estas páginas. El poder de turno, que no dudó en calificar a Moreno de "subversivo", estaba en manos de "versivos" muy por debajo del pensamiento de los supuestos "sub", como el propio autor del Plan revolucionario de operaciones.
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